Ay Dolores

México de luto y la 4T en coma

En el País todos los días es Día de Muertos. Han muerto más de 60 mil mexicanos ejecutados por el crimen organizado y casi 100 mil por COVID-19. La economía agoniza, el Gobierno está en coma.

 Y el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere limpiar con dinero la sangre y las lágrimas derramada por los más de 60 mil mexicanos ejecutados por el crimen organizado y la de casi 100 mil mexicanos fallecidos por COVID-19.

 El Gobierno de “primero los pobres” ha permitido que miles de ellos mueran. Durante la pandemia de cada 10 personas que ingresan al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), 5 fallecen. Mientras que en hospitales privados, de cada 10, solamente fallece un paciente. Muere quien tiene menos recursos.

 Además, la Administración federal ha permitido que haya desabasto de medicamento, que se saqueen los fideicomisos para la atención de grupos vulnerables, de la ciencia y la cultura. El pueblo está molesto con la llamada cuarta transformación, porque en realidad es un gran retroceso.

 Ah, pero ¿qué hace el presidente para tratar de revertir la problemática? ¡El presidente anda en campaña, de gira, pese al COVID-19!

 A billetazos intenta recuperar la confianza de la gente. De gira por Morelos, prometió un incremento al salario mínimo, a los apoyos que les da a los adultos mayores, a menores con discapacidad y los salarios de los beneficiados con el programa Jóvenes Construyendo Futuro, eso parece una compra de votos.

 Aunque tampoco es para echar las campanas al vuelo (que no le den atole con el dedo), si una persona recibe 200 pesos, en el 2021 recibirá 206 pesos, porque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público estima la inflación del 3 por ciento y López Obrador sostuvo que el incremento será conforme a la inflación…

 ¿Para qué alcanzaría el aumento? Cada semana se siente en los bolsillos el alza a los productos de la canasta básica, menos alimentos están llegando a la mesa de los hogares mexicanos.

 ¡A volar su miserable aumento! La ciudadanía necesita certidumbre, salud, seguridad, bienestar, un Gobierno con políticas públicas que beneficien a todos, no sólo cumplan con los caprichos del presidente.

 Para enderezar el barco, el presidente está obligado a escuchar y resolver. Ya es tiempo que se siente a resolver las demandas de los Gobernadores de la Alianza Federalista, quienes solamente le solicitan un ajuste en el Pacto Fiscal.

 ¡No más ocurrencias!