Ay Dolores

¿Y dónde está el presidente?

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador está presente en la conferencia matutina, el País se percibe acéfalo y sin rumbo.

El presidente hace falta en Tabasco, pero más allá del sobrevuelo en helicóptero militar y del rollo electorero, la gente necesita ayuda para salir adelante, hay quienes perdieron enseres domésticos y hay quienes perdieron su vivienda, falta lo básico: agua potable, comida y medicinas.

En plena pandemia, la tierra del presidente está inundada por las lluvias y por culpa de la mala Administración del Gobernador, el morenista Adán Augusto López Hernández, y del propio López Obrador, ¿quién mandó desfogar la presa Peñitas que afectó a los más pobres de la entidad?

El presidente hace falta en la Ciudad de México, en Sinaloa, en Jalisco, en San Luis Potosí, en Guanajuato, donde la inseguridad derivada de la lucha entre grupos del crimen organizado está al alza, donde las garantías individuales no se respetan, donde la gente anda con más miedo que antes, porque las ejecuciones, las amenazas y los levantones están a la orden del día.

La Administración de López Obrador no ha podido frenar la inseguridad, ni contenerla, como se cansó de cacarear el anterior Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, quien aventó la toalla sin cumplir lo prometido, pacificar al País y así quiere ser Gobernador de Sonora.

Y, por cierto, ¿alguien sabe qué está haciendo Rosa Icela Rodríguez, la ex reportera que ahora es la encargada de la Seguridad nacional?

El presidente hace falta por la oficina de Salud de su Administración, ¿cuándo habrá una estrategia real y contundente que frene la estadística de personas fallecidas por Covid-19? ¡Ya casi suman 100 mil víctimas!

El presidente hace falta para entablar una relación bilateral exitosa con Joe Biden, el virtual ganador de la contienda electoral en Estados Unidos. En la política exterior sólo hemos visto al López Obrador candidato, activista, pero no al presidente visionario que México necesita.

López Obrador ha sido reacio a reconocer el triunfo de Biden, porque está resentido porque George W. Bush, entonces presidente de Estados Unidos, en el 2006, felicitó a Felipe Calderón Hinojosa por ganar la elección contra López Obrador, cuando todavía no era reconocido oficialmente como tal.

Pero dicen los que saben que también no ha aceptado el triunfo de Biden por temor a que Donald Trump, en el tiempo que le resta en la Casa Blanca, haga una barbaridad con la relación bilateral.

Además, se empieza a especular que Marcelo Ebrard, canciller del a 4T, operó el voto latino a favor de Trump; en todos los casos, con la terquedad de López Obrador de no reconocer el triunfo de Biden, pierde México, pierden los paisanos.

Urge que el presidente aparezca, no el eterno candidato resentido, lleno de rencor, queremos que el presidente tome el timón del País y se ponga a trabajar…

porque quienes estamos presentes somos los ciudadanos y en el 2021 hay elecciones.