Juan Miguel Alcántara Soria

Retroceso en semáforo Covid: Inmoralidad común

Por Juan Miguel Alcántara Soria

Autoridades se vieron obligadas a señalar rebrotes ante pandemia. En GTO nos cambiaron de amarillo a naranja el Semáforo para la Reactivación Económica (actividades reducidas desde este lunes entre 75 % y 50 %). Si no acatamos medidas sanitarias, retrocederemos al rojo (como Chih y Dgo, y varios países). ¡Mortal! No me detendré en la criminal conducción gubernamental en México ante COVID (1 millón de contagiados, cerca de 100 mil fallecidos), empezando por el mal ejemplo presidencial (en EU le costó la presidencia a Trump. El ex-embajador Jeffrey Davidow adelanta en REFORMA: “La luna de miel con AMLO llega a su fin. AMLO y Trump tenían agendas muy limitadas para la relación entre sus países. La crisis de COVID amplificó aún más este declive (de asuntos comunes).

A partir de ahora México comenzará a sentir una presión (de Biden) que forzará a AMLO a enfrentar retos más complejos de los que espera… lo más urgente, un enfoque unificado para atacar COVID y distribuir vacuna disponible”).

Ocasión propicia para repensar nuestros criterios de MORAL SOCIAL, si los tenemos. A propósito de nuestras acciones u omisiones ante COVID: ¿Se vale desatender restricciones sanitarias?¿Existe alguna norma ética común, exigible a todos, o solo es exigible la ley, y si hay autoridad que me la aplique?¿Cada quién se da su propia moral? En muchos ambientes se vive como si el orden moral fuera solo decisión individual, porque se considera solo la moral individual y no la vertiente social. Es frecuente constatar muchas formas de vida individualista, ignorantes del bien de todos.

Y en escuelas de Derecho se sigue repitiendo acríticamente el postulado de Kant de que la moral es autónoma -cada quien se da su propia moral- y el Derecho es heterónomo -lo expide y aplica la autoridad política, no depende de mi voluntad-. Esto en México -engarzado con el positivismo (“sólo vale el conocimiento sensible, por la experiencia”) enseñado desde el porfiriato, en el príato, hasta apenas pocas décadas– fue doctrina oficial única, que expulsó criterios ético-sociales en amplios ambientes. No confundir con el orden religioso.

Exaltar nuestra voluntad, imponiendo con plena autonomía cada quien su propia ley moral en espacios sociales, o considerar para esa voluntad como supremo valor ético el afán de poder, empezando desde casa; o al derecho como la expresión de la voluntad del grupo en el poder; parten de ideas de persona, sociedad, moral y derecho, deficientes, con evidentes graves consecuencias.

Por experiencia personal, cada uno actualizamos nuestras capacidades específicamente humanas (más allá de las solo animales), por el ejercicio de la libertad. El desarrollo de los seres carentes de conciencia y libertad (mi perro, tu gato) no acontecen en el mundo de la moral, a diferencia de nuestra existencia y actividad  humana, por no ser solo instintivas. Toda acción consciente y libre (me levanto o no, desayuno o no, estudio o trabajo, o no, me paso el rojo del semáforo o no, sana distancia o no) implica finalmente una posición responsable respecto del bien y del mal -individual o social-, y es por tanto de índole MORAL.

Y como somos por naturaleza sociales, al necesitarnos vitalmente unos a otros, para que la sociedad sea espacio posibilitador de nuestra humanización DEBEMOS considerar el clima del BIEN COMÚN: nuestra vida en sociedad está regida por normas BÁSICAS morales, que responden a las exigencias, fines y LÍMITES de la convivencia social, y por ésta razón dan origen también al Derecho -la ley humana-, que es la forma que debe tomar la MORAL SOCIAL para realizar el bien común, al regular preferentemente (no exclusivamente) los aspectos externos de la conducta social. Hoy, que la autoridad ordena medidas sanitarias (sana distancia, cubre-bocas, restricción de actividades), haciendo lo mismo que al instalar un semáforo vial. Y si te pasas un alto porque no hay policía, tu acto es inmoral, e ilegal. De nuestra conducta social resultará bien, o mal común, nos vean o no. ¿Nos vale?