AMLO y su grito mesiánico

El Pixel Indeleble

El día del Grito dejó de ser una fiesta nacional y de unión entre mexicanos, para convertirse en el grito mesiánico del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

México atraviesa la peor pandemia en la historia de la humanidad, más de 70 mil familias lloran la pérdida de un integrante, miles de niños claman por medicamentos que el gobierno se ha negado a comprar, y decenas de miles han caído por la ineficacia para combatir al crimen organizado.

Los mexicanos sufren y el presidente “humanista”, el que se proclamó como la “esperanza de un mejor porvenir”, no tuvo la sensibilidad de dedicarles mensaje o por lo menos llamar a la unidad del país.

Su grito de ¡Viva la fraternidad universal!, ¡Viva el amor al prójimo!, ¡Viva la esperanza en el porvenir!, quedó solo en eso; pero la realidad es que no ha demostrado, luchado o hecho algo para honrar estas palabras.

El grito que el país vive es muy diferente al que imagina Andrés Manuel, habla de justicia cuando su hermano recibe sobornos, señala culpables, emite juicios y sentencia, sin esperar que sea una autoridad que en base a pruebas finque responsabilidades.

Como todo buen mesías, el Presidente se dice del lado del pueblo, pero se olvida de cuidar a las familias; ataca a las elites, pero se sirve de ellas, llama a ajustar cuentas a los delincuentes, pero perdona y enaltece a sus ladrones favoritos.

Como buen fariseo, utiliza parábolas y dice rodearse de iluminados para terminar con los corruptos, pero solo es labia cuando sabe que niños mueren por la falta de medicamentos y en lugar de apoyarlos derrocha dinero en sus “ideas”.

La nación necesita gobiernos sensibles, que luchen por salvar una vida y no vean la muerte, la necesidad y las carencias, como un “anillo al dedo” para que los gobiernos de su partido se mantengan en el poder.

¿Señor Presidente, el siguiente año gritará ¡Viva Andrés Manuel!?