Durante su administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador  ha centrado sus críticas en Guanajuato, el único estado que no ganó en las elecciones de 2018. Este conflicto ha tenido múltiples facetas, incluyendo recortes significativos en recursos federales, disputas sobre el acceso al agua y tensiones en el ámbito de la seguridad.

Desde el inicio de su mandato, el gobierno federal ha recortado más de $50,000 millones a Guanajuato en comparación con el sexenio anterior. Esto ha afectado la capacidad del estado para llevar a cabo proyectos clave, incluyendo el plan “Agua Sí para Guanajuato”, que buscaba abastecer a León y otras ciudades con agua de la Presa Solís.

Una de las decisiones más polémicas fue el anuncio de AMLO en 2021, donde indicó que la Presa El Zapotillo no abastecería a León, violando un decreto presidencial de 1995. Esto ha generado preocupación entre los guanajuatenses, que dependen de este recurso vital.

La relación entre AMLO y el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo se tensó aún más en el ámbito de la salud, especialmente tras la desaparición del Seguro Popular y la creación del Insabi. A pesar de las críticas del presidente, Guanajuato ha mantenido su sistema de salud estatal, que ha sido defendido por su gobernante como uno de los mejores del país.

López Obrador ha utilizado sus conferencias “mañaneras” para criticar la gestión de seguridad en Guanajuato, sugiriendo la destitución del Fiscal General, Carlos Zamarripa, por los altos índices de violencia. Sin embargo, el gobernador ha defendido a Zamarripa, reiterando su confianza en su trabajo.

Con el triunfo de Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, la relación entre Guanajuato y el gobierno federal está en el aire.