AMLO, el santo de los narcos

Por Pixel Indeleble

El poder del narcotráfico hace temblar a la sociedad, la debilita y daña, los delincuentes se apoderan impunemente de regiones completas ante la falta del Estado de Derecho; pero si algo se les complica se encomiendan a “San Amlo”.

El Presidente tiene por ley la obligación de brindar seguridad a los mexicanos, pero también moralmente. No puede proteger a los narcotraficantes ya que de hacerlo incurre en un delito que amerita cárcel, además de que le da la espalda al pueblo.

Pero al Presidente Andrés López Obrador ni la ciudadanía, ni la ley y mucho menos el país le importa.
Dio la orden de que liberaran a Ovidio Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa y heredero de “El Chapo” Guzmán, luego se “reunió” con la madre de éste para que le agradecieran por tratar bien al junior del mal.

Como buen santo, López Obrador ofrece abrazos y no balazos al crimen, los llama a que se porten bien y si no lo hacen los acusará con la mamá.

Puedes vender droga y acabar con el futuro de millones de jóvenes, puedes armar un ejército y apoderarte de ciudades completas porque ni el mandatario nacional, ni los gobiernos de Morena harán algo para detenerte.

Si algún día te capturan puedes declararte arrepentido, dar alguna lana para proyectos sociales y recibir el perdón presidencial e inclusive recibir consejos de publicidad para un mejor manejo de imagen e identidad de los cárteles.

También puedes hacer una ejecución publica, solo que después debes limpiar con agua y jabón para no contaminar y dar mala imagen, además con ello le das a las autoridades la coartada de que sin cuerpos todo “he un compló” de los conservadores.

Las masacres continúan y los narco-estados hacen que sus vecinos sufran por la falta de control del crimen.

Pero tranquilos, todo está bien. Las becas bienestar de tres mil pesitos alejan a los muchachos de la vida de lujos y riquezas que ofrece el crimen organizado.

La gente de las comunidades que emigran por miedo a la violencia, pueden ir a las grandes y prosperas ciudades para tener una vida mejor.

Bienaventurados los delincuentes porque de ellos será el reino de México.