Mauricio Hernández, el lujurioso y dadivoso de Morena

Por Pixel Indeleble 

El Superdelegado de Gobierno Federal en Guanajuato, Mauricio Hernández Núñez, se dijo “asqueado” de la corrupción, sin embargo, su plumaje está más que manchado de suciedad por casos de nepotismo y amañamiento de campañas políticas.

De cantante callejero –según declaró alguna vez- pasó a ser una especie de nuevo Marqués de Sade para quien la belleza es lo principal, sin importar lo moralmente correcto o el costo de la misma, total el dinero no es de él, es de los contribuyentes.

El funcionario que decía tener sueldo “chiquito”, gana más que el propio “mesías tabasqueño”, resultando más abusado que su mero patrón.

¿Tendrá un costo estar ungido desde Palacio Nacional?

Parece que sí, ya que ha enlodado los comicios de Salamanca e Irapuato con la compra de votos para Morena, además de apoyar a otros morenistas como Ricardo Sheffield Padilla en León.

La Secretaría del Bienestar en Guanajuato ha operado en favor de los candidatos con la entrega de tarjetas de débito de programas destinados a ancianos y discapacitados. Tarjetas con montos que van desde los 10 mil pesos y que son destinadas para quienes lo necesitan, han sido usadas como “moneda” para pagar a simpatizantes y “ayudantes en las campañas políticas”.

La Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEPADE) deberá estar atenta a recibir las denuncias de quienes han alzado la voz para señalar estos abusos de poder.

Mauricio Hernández tendría mucho que explicar y justificar en una realidad donde los servidores públicos se rigen por leyes y normas, lamentablemente vivimos en la realidad retorcida de la 4T donde todo está permitido.

En la realidad de Andrés Manuel López Obrador, el fin justifica los medios, todos son corruptos menos sus fieles lacayos y por supuesto el dinero se reparte para comprar voluntades de quienes ellos consideren.

De tal suerte que el Superdelegado es un funcionario con poderes más allá del entendimiento social y legal, que además puede ganar a manos llenas y dar a manos llenas a quien lo merezca a no.

Pareciera entonces su delegación un “club de bellas” donde el requisito es tener belleza y buena figura, la educación, preparación y calidad de servicio entonces no importarían porque lo principal es dar el “gatazo” ante el jefe.

Ojalá no cambien el lema de servicio a “los feos no reciben apoyos”.