México es la campal queretarna

Por Pixel Indeleble

El brutal escenario que protagonizaron las porras de Querétaro y Jalisco, es un claro ejemplo de la situación que se vive en el México de López Obrador.

El País está polarizado, no existe espacio para el respeto o el diálogo, la violencia e intolerancia ahogan a las personas, y terminar contra los rivales es el único objetivo; todo esto ante la mirada complaciente y pasiva de las autoridades.

La inseguridad, el fanatismo y agrupaciones criminales son un cáncer que se propaga con rapidez en todos los niveles de la sociedad, pero en lugar de crear políticas de seguridad y sociales en beneficio de los mexicanos, el “mesías tabasqueño” culpa a los conservadores.

Entre las barras hay verdaderos grupos de choque, personas violentas, sin piedad o consideración por la vida humana; en videos se aprecia a sujetos con armas blancas y varillas con puntas, verdaderas lanzas que utilizaron.
¿Cómo fue que les permitieron la entrada con navajas?, ¿Por qué los policías no actuaron?, y a los que sorprendieron haciendo llamadas, ¿a quién llamaban?
El problema de las barras en México no es nuevo, es una burda imitación a los fanáticos extremistas Sudamericanos, pero quiénes las controlan, quiénes las financia y quiénes las dirigen, es algo que autoridades federales deberían saber.
Quienes han estado en medio de estas barras saben que el consumo de enervantes es una norma e inclusive dentro de los estadios, entonces, ¿Quién les vende la droga y quién la comercializa dentro de los grupos?
México está destrozado, Andrés Manuel López Obrador es un general que le hace la guerra a los que están contra él, usa el poder del Estado a su favor, pero además confronta y divide a la sociedad, mientras los delincuentes se fortalecen.
Los espectáculos deportivos eran de los pocos lugares donde se podía convivir, disfrutar y olvidarse de los problemas sociales, hoy se están convirtiendo en una ruleta rusa ya que no sabes si algún grupo violento se ira contra ti porque no usas su misma camiseta.
El futbol esta devastado por el nivel de violencia y saña que demostraron personas con hambre de sangre y muerte. México está devastado por la delincuencia y por el crimen organizado que ha teñido de carmesí las calles.
La inseguridad, la delincuencia y la violencia extrema consumen a México, es una realidad, una realidad que no tiene cabida en la pequeña y fantasiosa cabeza del Presidente de México.