Golpe mortal al huachicol en Guanajuato

El pixel indeleble 

Bien guardadito se lo tenía el Gobernador panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, quien demostró que su lucha contra el crimen organizado va en serio, al capturar a José Antonio Yépez “El Marro”, líder del cártel de Santa Rosa de Lima. Ahora corresponde al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no soltarlo como a Ovidio Guzmán.

Desde que asumió su mandato, el Gobernador buscó combatir a los grupos delictivos que mermaban la tranquilidad de las familias guanajuatenses, las fuerzas de inteligencia del Estado no quitaron el dedo del renglón en su empeño por desmantelar el grupo del “Señor del Huachicol”.

La Fiscalía General de Guanajuato había logrado la captura de 829 sicarios de “El Marro” y 762 del cártel de Jalisco, pero el objetivo era el líder, José Antonio Yépez; quien se había convertido en un dolor de cabeza no sólo para Guanajuato sino para todo el país.

Trabajando en silencio, concentrado y comprometido, Rodríguez Vallejo iba tras la pista de “El Marro”, a quien fue cercando y debilitando con el arresto de familiares y gente de su confianza.

La madrugada del domingo, el imperio de “El Marro” terminó. Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, apoyadas por elementos del Ejército Mexicano “pescaron” en Celaya al líder del cártel de Santa Rosa y parte de su sequito de criminales, al mismo tiempo que rescataron a una empresaria que tenían secuestrada.

Se sabía que el mandatario estatal estaba enfocado en una misión importante y hoy se logró detener a un delincuente que no sólo hacía daño al pueblo guanajuatense, sino que también había amenazado al Gobierno federal. Hoy Diego puede dar por finalizado la estrategia Golpe de Timón, y colgarse una medalla de éxito.

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, había visto desde la barrera la lucha que se libraba en Guanajuato contra el crimen organizado, existía poca coordinación con el gobierno estatal al destinar un menor número de elementos de la Guardia Nacional para apoyar a las Fuerzas Estatales, inclusive llegó a poner en tela de juicio el trabajo de la fiscalía.

S puede decir que el trabajo está hecho, pero, ¿podrá sumarse realmente a la lucha contra el crimen organizado?

¿Cambiará su fallida estrategia de ‘abrazos y no balazos’, por un verdadero enfrentamiento frontal a los delincuentes? o ¿tendrán los Estados que hacer un mayor esfuerzo? En Guanajuato quedó demostrado que sí se puede.