11 Feb El Presidente se enojó y perdió
Uno tras otro, sus parientes fueron sumando acciones que desprestigiaron la cantaleta de “no somos iguales”, “de se acabó la mafia del poder” y cambiaron el odio por furia en el rostro del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los sobres con dinero ilegal de los hermanos del Mandatario, los contratos de su prima con Pemex, la desaparición de millones de pesos en Macuspana por parte de su cuñada, todo fue sumando y desquiciando al presidente, pero la gota que derramó el vaso fue la difusión de la vida ostentosa que lleva su hijo, José Ramón López Beltrán en Estados Unidos.
El junior vivió con su familia en una residencia de lujo propiedad de uno de los cinco proveedores más importantes de Pemex, Baker Hughes, si eso no es tráfico de influencias ¿qué es?, ¿cómo se llama?
La noticia sacudió Palacio Nacional, el Presidente salió furioso a decir que quien tiene dinero es “la señora”, refiriéndose despectivamente a la esposa de su esposo, a su nuera, pues, pero ¡no desmintió nada, ni una coma!
Al no poder apagar la vorágine por días, López Obrador apostó por una noticia que apelara al nacionalismo y planteó hacer una “pausa” en las relaciones con España para que “no nos sigan robando”.
El arañazo desesperado, no dio resultado. España manifestó su sorpresa y solicitó al Mandatario aclarar sus declaraciones y él, claro, matizó. La noticia no dio el resultado que él hubiera deseado y de la lujosa vida de su hijo se sigue hablando en todos lados.
Y mientras eso pasa, los brotes de violencia no cesan, por ejemplo en Colima se han tenido que suspender las clases por las balaceras registradas. En Michoacán, el crimen organizado sigue “gobernado” en pueblos, desplazando a los oriundos.
Ni hablar de la situación económica, a las familias no les alcanza para surtir la canasta básica.
La visión que se tiene en Palacio Nacional y la que se ve desde Houston es muy distinta a la que viven las familias de a pie.
Mientras eso sucede en otros estados, como Guanajuato, se trabaja en coordinación, con fuerza y objetivos logrando avances en salud, generación de empleos, reactivación económica, educación y seguridad, porque la visión es el bienestar de las familias de la entidad que se gobierna, no la propia.
El que se enoja pierde, señor Presidente.